Por. Nicolas Linares
“el hombre se encuentra ante lo irracional. Siente en sí su deseo de felicidad y de razón. El absurdo nace de esta confrontación entre el llamamiento humano y el silencio no razonable del mundo” ; “[…] el absurdo nace […] precisamente en el encuentro de esta razón eficaz, pero limitada, con lo irracional que renace continuamente.” – Camus –
David Rambo es un viajero, un pirata en el sentido más estricto de lo romántico, no se trata de aquel corsario que busca desesperadamente abordar la propiedad privada para atracarla, sino de un marinero de tierra que busca la aventura en cualquier esquina y bebe ron para celebrar la experiencia. Rambo entendió hace muchos años que su destino lo comprometía a conocer otras realidades, otros mundos tal vez descritos en los atlas y las guías turísticas, sin embargo, su curiosidad le obligaba a ver con sus propios ojos los rincones no explorados de sus obsesiones. Latinoamérica se convirtió entonces en su océano y sus anclas no se asentaron hasta después de muchas peripecias por las calles, montañas, playas, bosques y barriadas del tercer mundo hispano. Finalmente, hace ya unos veranos, Rambo encontró en México un lugar para establecer una base.
Yo lo conocí hace ya dos años en el DF, sus buenas dotes de anfitrión se desplegaron para servirnos de guía turístico (mejor que cualquier azteca de sangre), negociador, compañero de parranda y colega poético en los trenes del distrito. Su poesía rebelde y frentera, se regocijaba con gallardía entre las palabras clásicas de otros poetas, los Diez mil días mal escritos (su primer libro), era toda una puesta en escena dentro del mundo literario de la capital mexicana.
Hoy tenemos el orgullo de presentarlo en Nueva York. Cualquier Lugar: Poesía Híper-Absurdista para Leer Cagando, es una nueva afrenta literaria que goza de todas las dotes para ser reconocido como un excelente libro. A Rambo no le importa el destino de sus letras, su estilo descomplicado, cómico y arribista le basta y le sobra para sostener con orgullo una nueva propuesta. David no es un poeta de escritorio, no se le ve bien sentado al pie de reconocidos, viejos y aburridos escritores de títulos, David es un poeta de calle y vive la poesía 24/7. Cualquier Lugar tiene un apellido que lo pone tal vez mas allá de la frontera trazada por Camus y su literatura de lo absurdo, ¡si! Sísifo, muérdete los labios de la envidia, pues David nos sumerge en una poesía no lírica, quizás veloz y en consecuencia muy de nuestros días. “La Velocidad/difícil de mantener/camina recto” dice David en Hay trafico sobre la banqueta. El autor constantemente se encuentra en los espejos, pregunta sin cesar donde ha quedado su cerveza, es tan consecuente con la locura del planeta en donde vive, que él mismo se entrega a ella y se enfrenta a las calles en búsqueda de su musa extraviada, como en el caso de Ella “Ella no esta hecha de cemento/ ella no tiene nombre”.
Rambo no pretende revolucionar la poesía con su nuevo libro, pero es evidente que intenta (y lo logra), desmitificar el mito de la divinidad de la poesía. Borra constantemente aquella línea quimérica que separa al poeta clásico de su lector. Rambo consigue volver más humano al escritor y llenarlo de las cualidades que cualquier borracho de barrio tendría en caso de una larga cuenta de Four Locos, como nos muestra en Con el asco bonito convivir, “Celebramos el vomito/ lo absurdo reservado para nosotros/ es escupir con gusto/ cagar con ganas/ y vomitar con encanto…”.
Pero uno no se puede confiar de un poeta híper-absurdista como David Rambo, su mapa no tiene origen cierto ni final dicho, las travesías de un pirata no pueden ser contadas por terceros, el mito de sus pasos queda sobre las páginas de sus libros, ese es el testigo. Este libro saca definitivamente la poesía a donde en verdad debe de estar, las calles. Lo híper-absurdista esta más presente en su bitácora de viaje. Un pinche gringo anda suelto ahora en Nueva York, acá se siente como extranjero, pues si ante los Mexicanos del DF el güero grande y locuaz sigue siendo un gringo loco, en Nueva York se siente paria, inmigrante y más cercano a lo latino que a lo anglo. David entra a un restaurante y habla español. David prefiere el taco de carnitas que el hot dog. El pirata-poeta ha abierto una brecha en el mapa, su destino absurdo va desde la ficción como un estado filosófico hacia lo real y verídico de su presencia. Al final las cosas no son como parecen.
Por cierto, le han regalado dos condones “y esta noche quiero que alguien/ me ayude a usarlos”.